lunes, 23 de noviembre de 2015

TAITA QUE NO HAYA MAS VENGANZA

Estábamos todos reunidos en familia esperando que apareciera la tía Elena o para algunos de mi familia simplemente la mamita, ella había nacido en la región Piura y actualmente vivía en el barrio San Martin. Venía a Sullana a la casa de mi abuela paterna para una ocasión especial, esta vez era por el cumpleaños de mi tío.
Allí iba apareciendo sin ningún apuro, tenía los cabellos blancos largos como los míos de gran porte, con la mirada tranquila y una voz dulce que la caracteriza, todos estábamos impacientes por escuchar una de sus tantas historias que tenía en su mente.
Ella se sentó y comenzó a relatar.
Hace mucho tiempo cuando había unas cuantas casas en el barrio San Martin, recuerdo a mis vecinos doña Verónica, don Pancho, mi compadre Cipriano que recién nos habíamos instalado con la esperanza de tener un buen futuro para nuestra familia.
Pasando los días llego una joven pareja  recién casados que pronto tuvieron un hermoso hijo llamado Manuel, pasando el tiempo todo iba muy bien cada vez habían muchas más familias en el barrio. Yo vivía entre la casa de la joven pareja y de mi compadre Cipriano.
Lamentablemente cada vez eran más constantes las peleas entre la pareja, habían muchos gritos y reproches. Una vez escuche por allí que el problema era  porque el padre de Manuelito había tenido otra mujer pero que la había dejado por que solo había sido un error y no quería perder a su familia.
Pero eso no quedo allí ya que una vez sucedió algo sorprendente mi compadre y yo estábamos conversando y escuchamos los gritos de Manuel, así que decidimos ir a ayudarlos, mi compadre llevaba su hacha, abrimos la puerta y el niño estaba solo en su casa y alrededor de él había una lechuza de color negro, mi compadre la mato con el hacha pero no boto ni una gota de sangre, en seguida trajimos una caja para echar allí el animal, que nosotros pensábamos que había sido un mal que había sido mandado por la otra mujer con la que estuvo el papa de Manuelito con el fin de hacerle daño al niño, ya que en ese tiempo la brujería la practicaban por volverse famosos o porque no tenían  nada que hacer, siendo ese motivo de grandes venganzas como muertes de familias enteras.
Enterramos la caja en medio del camino frente a mi casa. Después contamos lo sucedido a la madre del niño pero ella no creía en esas cosas.
Pasando los días dijeron que una señora pasaba con sus chanchos y que tres de ellos, desenterraron la caja y se comieron a la lechuza, poco tiempo después se murieron los chanchos, pero también se fueron muriendo tres hijos de la señora desde el más mayor hasta el más menor sin que supiera la causa de la muerte de sus hijos.
A mí se partía el corazón ver los cajones de los tres hijos que pasaron por mi casa pero además tenía un poco de culpa por que si mi compadre o yo le hubiéramos avisado a la señora tal vez hubiera salvado a uno de sus hijos.
Pero allí no termina la cruel venganza sino que también dicen que la señora se volvió muy triste por la muerte de sus hijos y fue envejeciendo de manera muy rápida y que decir de Manuelito, finalmente sus padres se separaron y se fueron del barrio, años después Manuel regreso al barrio ya era un hombre pero para sorpresa de todos el ya no era igual sino ahora tenía trastornos mentales y vivía solo en la casa donde la lechuza en su niñez lo asusto.
Bueno esa era la historia de una venganza muy cruel que ahora todos los vecinos del barrio pedimos a nuestro taita que ya no regrese.
La tía Elena se paró y se fue a su cuarto a descansar ya que eran más de las diez de la noche.

NOTAS DE LA AUTORA: Este es un relato que nos contó nuestra tía Elena y es una mal experiencia que le paso en la vida real y no en la fantasía.


AUTORA: Aponte Mena Akira Esteisy


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